El viernes 8 de julio se realizó el acto del Día de la Independencia en la plaza central de la Facultad de Ingeniería. La conmemoración contó con la presencia del decano de la FI, Esp. Ing. Oscar Mario Fernández, el decano de la Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales, Ing. Rodolfo Bloch; la vicedecana de FI, Dra. Ing. Andrea Diaz; la vicedecana de la FCEFN, Dra. Natalia Nuñez; jefes/as, subjefes/as de dptos. académicos de la FI; directores/as de institutos de investigación; docentes, investigadores; personal nodocente, estudiantes y familiares de integrantes del cuerpo de bandera. La bandera de ceremonias fue portada por Federico Agustín Dománico y acompañada por los escoltas Rodrigo Giménez y Lucía Belzagui.
El izamiento de bandera estuvo a cargo de la vicedecana de la Facultad y del nodocente del Instituto de Mecánica Aplicada, Ricardo Mercado, quien, una vez ubicada la enseña patria en lo alto del mástil, convocó a una exclamación por el Día de la Independencia: ¡Viva la Patria!
La celebración contó con un discurso muy especial, escrito y pronunciado por el Ing. Rodolfo Rodrigo, docente del Departamento de Ingeniería Electromecánica.
Una vez pronunciada su reflexión, tomó la palabra el decano Fernández, quien tuvo diferentes pasajes. En primer lugar mencionó a todos los presentes y agradeció a cada uno por su participación. Posteriormente, recordó la importancia de todo el trabajo que vienen realizando los miembros de la comunidad de la FI desde distintos estamentos, como los docentes, tras el principal objetivo de acreditar todas las carreras; pero también con el enorme desafío que plantea el retorno a la presencialidad plena sin descuidar lo avanzado en la virtualidad; los nodocentes, con los numerosos desafíos planteados por el acompañamiento del mencionado proceso y de la actualización de nuevos sistemas; los investigadores, con la multiplicidad de proyectos presentados y la importancia de su participación en diferentes instancias para el aprovechamiento de recursos en pos del beneficio general, con investigación aplicada y de ciencia básica; y los estudiantes, por el entusiasmo y voluntado volcadas a sortear las dificultades atravesadas antes y luego de la pandemia.
El decano recordó también que se ha cumplido un año de gestión, tanto a nivel de las autoridades del Decanato de la Fi como de la UNSJ, y manifestó agradecimiento por el gran trabajo de todos en pos del logro de objetivos, durante un tiempo "complejo y muy intenso".
A continuación, se reproduce el discurso del Ing. Rodolfo Rodrigo, quien elaboró una conmovedora reflexión:
"El 24 de marzo de 1816 fue finalmente inaugurado el Congreso en Tucumán. El porteño Pedro Medrano fue su presidente provisional y los diputados presentes juraron defender la religión católica y la integridad territorial de las Provincias Unidas. Entre otros diputados, se encontraban Paso, Pueyrredón -quien sería pronto electo como nuevo Director Supremo-, Godoy Cruz, Laprida, Bulnes, Serrano y Malabia. Entretanto, el gobierno no podía resolver los problemas planteados: la propuesta alternativa de Artigas, los planes de San Martín para reconquistar Chile, los conflictos con Güemes y la invasión portuguesa a la Banda Oriental, entre otros.
Para celebrar la fecha de la independencia, recordamos los insistentes reclamos de San Martín, semanas antes del 9 de julio, llamando a romper de una vez y para siempre los vínculos coloniales. En Carta de José de San Martín al diputado por Cuyo Godoy Cruz dice: «Hasta cuándo esperamos declarar nuestra independencia. ¿No le parece a usted una cosa bien ridícula, acuñar moneda, tener el pabellón y cucarda nacional y por último hacer la guerra al soberano de quien en el día se cree dependemos? ¿Qué nos falta más que decirlo? Por otra parte, ¿qué relaciones podremos emprender, cuando estamos a pupilo? (…) Ánimo, que para los hombres de coraje se han hecho las empresas.»
Finalmente, cuando San Martín llamaba a terminar definitivamente con el vínculo colonial, una comisión de diputados propuso un amplio temario para su tratamiento.
El 9 de julio de 1816 tocaba deliberar sobre la libertad e independencia del país. Se leyó el texto del acta y se preguntó a los presentes si querían que las provincias se declararan en libertad, escuchándose una a una las respuestas afirmativas y, más tarde, el coro unánime del “Nos, los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en Congreso General…”.
Al día siguiente, la pequeña ciudad tucumana fue escenario de un gran baile. En tanto, ese mismo día, en Córdoba, tendría lugar también el decisivo encuentro secreto entre el director Juan Martín de Pueyrredón y José de San Martín, venido desde Mendoza para convencer al gobierno central de la necesidad de emprender la campaña libertadora a Chile y, más tarde, al Alto Perú. Diez días más tarde, a propuesta de Medrano, los diputados agregarían a la declaración de la liberación de España la referente a “toda dominación extranjera”, y el 25 se adoptó oficialmente la bandera celeste y blanca.
En su proclama del 19 de julio de 1819, estando ya en su campaña libertadora en el Alto Perú advertía sobre la inminente llegada de una expedición española y arengaba a pelear por la libertad: “Compañeros del Ejército de los Andes: Ya no queda duda de que una fuerte expedición española viene a atacarnos; sin duda alguna los gallegos creen que estamos cansados de pelear y que nuestros sables y bayonetas ya no cortan ni ensartan; vamos a desengañarlos. La guerra se la tenemos que hacer del modo que podamos. Si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos han de faltar; cuando se acaben los vestuarios, nos vestiremos con las bayetitas que nos trabajan nuestras mujeres y si no, andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios. Seamos libres y lo demás no importa nada. La muerte es mejor que se esclavos de los maturrangos. Compañeros, juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellas como hombres de coraje.”
Reflexión
Hoy doscientos años de esta gesta nos preguntamos las razones del corazón que impulsaron la gran empresa de nuestra independencia. ¿Fue la Revolución Francesa la que los inspiró a ser libres, fraternos e iguales? Sin embargo me pregunto. ¿Qué diferencia a Güemes y sus gauchos con Leónidas y sus 300 espartanos, en su lucha contra el invasor? ¿Qué empresa fue mas grande, la de Aníbal en los Alpes o la de San Martin en los Andes? O que diferencia las Provincias Unidas con las Ciudades Estados griegas que derrotaron a Darío en Salamina.
Dos mil años de diferencia no cambia las ansias del hombre por la libertad. Los hombres construimos utopías porque estamos encarnados, porque ansiamos la eternidad y debemos morir, porque deseamos la perfección y somos imperfectos, porque anhelamos la pureza y somos corruptibles. Los hombres tenemos corazón, región intermedia entre el alma y la carnalidad. Allí es donde amamos y sufrimos, porque el alma es prisionera de su cuerpo y el cuerpo es lo que nos hace "seres para la muerte". Es allí, en el corazón, donde nacen las épicas con la que se construye la historia del hombre. "La razón no me ha enseñado nada. Todo lo que yo sé me ha sido dado por el corazón". Expresó León Tolstói alguna vez.
La muerte no es histórica, siempre el hombre ha sido mortal y seguirá siéndolo, y así también con otras características que constituyen el fondo metafísico del hombre.
¿Qué es mejor afrontar una lucha épica o morir desquijotado, para felicidad y tranquilidad de los mediocres, de los que aceptan la existencia como es, con la cabeza gacha, cualesquiera sean las renuncias y sordideces?
La razón ilustra, pero lo que enseña el corazón exige un culto misterioso hacia las cosas sencillas de la vida. Hacer las cosas con el corazón, nos libera de las intenciones de la razón.
La felicidad en esta vida no consiste en el reposo de una mente satisfecha porque no hay eso fin último ni ese sumo bien y no puede vivir un hombre sin deseos, como tampoco puede vivir aquel cuyos sentidos e imaginaciones se han detenido.
Una particularidad específica del ser humano es su búsqueda de la felicidad, su búsqueda de un estado libre de preocupaciones que lo lleva a una situación paradójica: una vez que ha alcanzado ese estado, se vuelve inmediatamente infeliz. Es que la búsqueda de la felicidad es su motor y su elixir de la vida. Esto significa que la felicidad no es el estado final, sino la búsqueda de otra cosa, solamente imaginada.
Así quiero recordar a nuestros próceres, humanos como todos nosotros. Buscando la felicidad que para ellos era una vida libre e independiente, ese fue su gran sueño. De un sueño del corazón se puede decir cualquier cosa, menos que sea una mentira".